Hace un año se estreno la primera adaptación de la trilogía literaria de la autora Suzanne Collins Los Juegos del Hambre a cargo del director Gary Ross (Amor a Colores) y como guionistas la misma Collins, Ross y Billy Ray con un resultado, que si bien fue satisfactorio tanto en taquilla como en crítica, parecía que esta sería otra saga más de amor adolescente justificada con una trama, en este caso, con una premisa interesante pero que no lograba profundizar tanto en esa oscuro universo en el que se desarrollaba.
Katniss Everdeen regresa al Distrito 12 después
de sobrevivir junto a Peeta Mellark, su compañero de distrito y ahora supuesto
enamorado, para lidiar con los “lujos” que les valieron haber ganado los 74
Juegos del Hambre pero que como avanza el metraje, descubrimos que no es cosa
ya de dos personajes, si no de lo que estos representan para los oprimidos
distritos de PANEM y el posible levantamiento en contra del Gobierno de
Presidente Snow. Los Juegos del Hambre: En Llamas inesperadamente inicia con
un conflicto que es mayor a los intereses propios de sus protagonistas y que da
pie a una película de enormes proporciones y con grandes aspectos narrativos a
explotar, que hacen parecer a su primera parte un mero pretexto explicativo
para prepararnos para el desarrollo de una saga completa.