15 febrero, 2013

Les Misérables: Del Teatro al Cine




Así como un clásico de la literatura, la novela de Victor Hugo, “Los Miserables” ha sido adaptada para varios formatos de contenido y con diferentes versiones.  Dentro de la historia del cine existen varias versiones adaptadas de esta aclamada novela una que data del año 1906 en Francia hasta una de las ultimas versiones  vistas como la de 1995 dirigida por Jean Paul Belmondo.

Pero la reciente cinta estrenada, no solo se basa en esta joya literaria, si no que se basa en la adaptación de la producción teatral musical compuesta por Claude-Michel Schönberg y actualmente producida por  el productor teatral ingles Cameron Mackintosh, la cual lleva ya más de 27 años presentándose en los teatros de alrededor del mundo inspirada en la historia de Victor Hugo y la cual ha sido ganadora de varios premios Tony.



La obra gira sobre los mismos temas y personajes, Jean Valjean es un prófugo de la justicia por un crimen menor cometido siendo perseguido por el general Jarvet por toda Francia hasta capturarlo, pero Valjean en sus intentos por huir adopta a Cossete, una niña huérfana la cual al crecer se enamorara de un joven rico involucrado en el movimiento de revolución en Francia.

El director ganador del Oscar por la película “El Discurso del Rey”, Tom Hooper, es el encargado de la titánica tarea trasladar el aspecto teatral de “Los Miserables” a la pantalla grande, con excelentes resultados, y algunos otros un poco desafortunados.

Dentro del elenco esta Hugh Jackman como Valjean, fortalecido por su esmero dramático y su pasión teatral al interpretar al personaje, pero debilitado por el incomodo, falso y acartonado (y ni que decir  de lo mal entonado para cantar)  personaje de Russell Crowe interpretando al oficial Jarvet.

Aclarando, la película así como la obra, se desenvuelve en subtramas que afectan el futuro de personajes secundarios, Crowe le quita merito al magnífico personaje de Jackman, haciendo sentir el conflicto de Valjean sin esmero, sin un sufrimiento realmente transmitido al espectador, un camino difícil, que no se siente como tal.

Dentro del primer acto de la película, acompañan a Jackman como Valjean, el personaje de Fantine interpretada por Anne Hathaway, personaje que ya le valió un Globo de Oro y una nominación al Oscar a Mejor Actriz de Reparto. Fantine, una mujer que es despedida de la fábrica del mismo Valjean injustamente y quien para mantener a su hija Cosette, se prostituye. Anne si bien interpreta a Fantine desgarradoramente, brillando en su interpretación de “I Dreamed a Dream” con ese primer plano punzante y sofocante, resulta fugaz, pero sin duda su corta interpretación hacen de los primeros treinta minutos de la película los más fuertes de todo el metraje.

Una vez terminada esta construcción del conflicto, las dos horas restantes se sienten menores a los primeros treinta poderosos minutos, si bien el resto no resulta insportable, se sienten disminuido el ritmo y fuerza.  Jackman a veces se siente cansado en el papel y Crowe solo lo hace peor cada escena en la que aparece. Apareciendo en el segundo acto nos encontramos a Sacha Baron Cohen y a Helena Bonham Carter como el Sr.  Y la Sra. Thénardier, un matrimonio poco convencional dedicado a robar lo que se encuentran, ambos dan uno de los primero números musicales memorables del filme con “Master of the House”, cándida y cínica canción que ambos actores no les pudo quedar más el anillo al dedo, así como en sus personajes.

En el elenco juvenil aparecen Amanda Seyfried totalmente nula dramáticamente en su papel interpreta a Cosette en su etapa juvenil, le acompañan el par de nuevos talentos, Eddie Redmayne (Mi Semana Con Marilyn, 2011) magníficamente como Marius con una de las mejores voces de la película y Samantha Barks como Eponine, la hija de los Thérandier y quien completa el triangulo amoroso entre Cosette y Marius, el cual se siente forzado dentro de la trama pero en el cual ambos, Redmayne y Barks, están estupendos en sus papeles, así como también el niño Daniel Huttlestone como Gavroche.

Hooper se enfrenta a la dirección de múltiples personajes, fallando con algunos (Crowe, el más evidente) y lográndolo maravillosamente con la mayoría (Eddie Redmayne, la sorpresa).

Dentro del aspecto de producción y cinematografía, Hooper y su equipo son quisquillosos, perfeccionistas. La fotografía Danny Cohen (también fotógrafo de El Discurso del Rey) es cuidada y se sabe mover tanto entre escenarios y escenarios virtuales notables; el diseño de producción de vestuario, de escenarios y maquillaje totalmente bien logrados y en casos fabulosos como la transformación de Anne Hathaway.

El punto más debatible dentro de la producción, es el del sonido. Hooper sabiamente decide, ante una obra que su duración de casi tres horas es el 95% cantado, que el actor grabe su canto directamente al audio al momento mismo de la filmación de la escena, en comparación de cómo el musical en cine siempre se ha hecho, grabar la pista y cantar con playback. ¿Arriesgada decisión? No. Correcta, Si.

Porque arriesgado no, porque ojo, y para aquellos que no gustan del musical, la película se diría que es totalmente cantada, dialogo es poco el que se dice, siendo este el aspecto más complejo de adaptar esta obra el cine, saber llevar la narrativa del dialogo “cantado” a la pantalla y no caer en el ridículo o hartazgo por completo. Y pese a esto la película divide críticas a la fecha por esta decisión, pero sin duda fue una excelente decisión, sobre todo porque esta técnica usada por Hooper es lo que ayuda a mantener ese feeling teatral plasmado en el filme.

Hooper insiste en tomas de primeros planos, en plano secuencias y en tomas con cámara al hombro trasladándose por los escenarios de manera natural, el uso de grúas es magnífico en tomas abiertas dándole un toque de memorabilidad a cada número musical. El claro ejemplo, la escena de “Do You Hear The People Sing?”, un logro cinematográfico entre primeros planos, paneos y travellings, capturando las ideologías desde la raíz de la obra de Victor Hugo como la pobreza y la lucha de clases con este gran número musical.

Lamentablemente, así como sucediera con su película anterior, Hooper peca de pretencioso, sobre todo en la perfección que quiere denotar en sus tomas, a sabiendas de que esta forma de filmar le dio el Oscar hace dos años.

Los Miserables puede que sea la adaptación de una obra musical más ambiciosa dentro de la industria del cine que se haya visto, por la construcción de escenarios, por su técnica para ser lo más fiel a la obra musical dentro del cine y sus actuaciones y memorables números musicales, que si bien Hooper comete errores, la experiencia que permite al espectador (claro, el que gusta del cine musical) es estupenda. Compleja de apreciar y de soportar por su duración  y narrativa musical (casi tres horas de canto en tono de opera no lo resiste cualquiera), si lo es, y esto es lo que hace que esta película divida opiniones, y que solo aquel enamorado de la melosidad musical narrativa sea el que más satisfecho quede, obviamente también sin contar tanto a los puristas de la obra musical así como a los de la obra literaria, que seguro siempre habrá algo malo que encontrarle como en cualquier adaptación de una obra clásica y querida por sus adeptos.

CALIFICACIÓN: 7.5 / 10


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