En el verano de 2007 se estrenó
la última película basada en las novelas del estadounidense Robert Ludlum de su
saga literaria acerca de Jason Bourne, intepretado por Matt Damon.
Si bien si diría que la historia
original de Ludlum termina exactamente en “Bourne: El Ultimatún”, el escritor
Eric Van Lustbader ha continuado las aventuras literarias del amnésico agente
encubierto de un programa secreto de la CIA, pero la nueva película estrenada
este fin de semana en nuestro país marca un punto interesante en el universo
Bourne.
“El Legado Bourne” esta dirigida
por Tony Gilroy a quien recordamos por su obra mayor “Michael Clayton” y aparte
de dirigir, Gilroy se inspira en este universo para escribir una nueva historia
dentro de la saga de Bourne de su propia imaginación, solo que esta vez con un
personaje diferente tomando solo el título de la primera novela de Van
Lustbader para esta película, siendo un spin-off dentro del mismo universo,
pero alejado de las bases de esta novela.
Aaron Cross (interpretado por Jeremy
Renner) es, como Bourne, un experimento de un programa especial de agentes
secretos, pero él depende de experimentos clínicos para lograr obtener
habilidades que le permiten ser un agente sobresaliente. Cuando Cross se entera
de que el programa para el que traba ha sido cerrado, así como Bourne, deberá
correr por su vida antes de que lo atrapen y eviten que revele al verdad de uno
de los tantos programas experimentales de agentes en la CIA.
El film navega bien dentro del
genero, pero Gilroy toma demasiado tiempo en la introduccón y desarrollo de
personajes y situaciones, tomándole más de la mitad del metraje para develar el
punto clave de la trama afectando el ritmo de la película. Pese a esto, una vez
develado el punto clave de la trama, la película comienza a tomar forma y
adaptarse más al universo de Bourne siguiendo el estilo visual de Paul
Greengrass con un Jeremy Renner creíble y adaptable, así como una histérica
pero empática Rachel Weiz, mientras que Edward Norton resulta poco convincente
en comparación a los papeles antagónicos de la saga como los de Chris Cooper y
Brian Cox.
Los últimos treinta minutos del
metraje es todo lo que una película de Bourne es: revelación de intrigas,
persecuciones en a pie, en autos y motocicletas, escenas trepidantes sobre los
techos de una ciudad como Filipinas y todo ese universo global en el que Cross
así como Bourne, se desarrollan.
Lamentablemente, toda esa hora de
introducción le quita fuerza narrativa al filme, y para cuando llegamos a los
últimos minutos de la trama nos preguntamos si pasamos una vida viendo la
película, si en verdad necesitábamos tantas explicaciones, tantos flashbacks
que en ocasiones resultan inútiles para el desarrollo de la historia.
Pese a lo que se piense de si
afecto la decisión de que al no regresar Damon y Greengras a la saga, es de
reconocer el valor de Gilroy para arriesgarse a escribir una historia nueva y
original que resulta entretenida.
CALIFICACIÓN: 6/10
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