13 febrero, 2014

La Vida de Ádele: Amor y Erotismo.


El director Abdellatif Kechiche se atreve a ir más allá de lo que se había visto dentro del cine tocando el tema de la homosexualidad de una forma abierta y sin auto censura con la historia de Ádele, una adolescente de 17 años que al intentar experimentar el descubrimiento del amor y la sexualidad, inesperadamente se enamora de Emma, una artista quien le ensañara las mieles y sinsabores de las relaciones de pareja.

La ganadora de Palma de Oro en la sexagésima edición del Festival de Cannes, “La Vida de Ádele” está basada en la novela de la francesa Julie Maroh “El Azul es un color Cálido”, la cual adapta el mismo Kechiche junto a Ghalia Lacroix y que si comparamos el guión con la novela encontraremos enormes omisiones y algunos cambios que hace dan a la película un giro diferente al que Maroh le da a la historia de su personaje principal en la novela.

El director inicia el primer acto de la cinta de forma natural, es insistente en el uso de primeros planos, busca que observemos bien a este gran descubrimiento actoral que es la hermosa Ádele Exarchopolous como el personaje principal de la cinta, busca que como espectadores no perdamos de vista sus facciones, sus gestos, sus acciones, que prestemos atención a la tonalidad de su voz mientras ella descubre el amor, las relaciones sexuales y de pareja con un joven compañero de escuela, hasta que Emma (Léa Seydoux) se cruza en su camino. Es desde esa secuencia donde sabemos que la vida de Adele no volverá a ser la misma.

La química entre ambas jóvenes actrices es instantáneo,  mientras Kechiche nos lleva por el viaje del autodescubrimiento de Ádele junto a Emma, vamos siendo testigos de esa infatuación y es con la primera experiencia sexual entre ambas, esa escena de sexo excesivamente explicito la cual toma al espectador desprevenido y lo deja helado, resulta una secuencia cargada de sensualidad, fotografiada cuidadosamente y atiborrada de pasión logrando un hiperrealismo cinematográfico entre ambas actrices entregadas a la cámara para que el director no pierda detalle de ello.

Durante su primera hora y media la cinta es un deleite visual y narrativo, ambos personajes logran conectar con la audiencia con las grandiosas actuaciones de Exarchopolous y Seydoux como una joven pareja que buscan lograr juntas sus metas de vida y anteponerse a cualquier adversidad. Lamentablemente para su “capítulo 2” u hora y media restante, todo lo logrado en el desarrollo de los personajes, decae cayendo en clichés dramáticos sobre los conflictos de pareja que a pesar de algunas escenas sobresalientes que logran librar narrativamente de la convencionalidad el camino al desenlace como la escena de la pelea casi campal entre ambas tras una infidelidad cometida por Adele, el ritmo se siente más pausado y carente de la fuerza narrativa con la que la historia inicio.

Pese a que su ritmo decae, la película con un metraje casi de tres horas de duración no llega a cansar y logra mantener el interés en el espectador para su interesante conclusión, la cual devela las razones de la técnica cinematográfica del director en ese constante uso de primeros planos que cierran esa elipsis narrativa en un fascinante análisis sobre la trascendencia humana y la cual basada en la novela gráfica Kechiche se inspira en el último dialogo de la novela de Maroh que dice: “el amor no es eterno, pero puede hacernos eternos”.

CALIFICACIÓN: 9 / 10

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