Así como un clásico de la literatura, la novela de Victor Hugo, “Los Miserables” ha sido adaptada para varios formatos de contenido y con diferentes versiones. Dentro de la historia del cine existen varias versiones adaptadas de esta aclamada novela una que data del año 1906 en Francia hasta una de las ultimas versiones vistas como la de 1995 dirigida por Jean Paul Belmondo.
Pero la reciente cinta estrenada, no solo se
basa en esta joya literaria, si no que se basa en la adaptación de la
producción teatral musical compuesta por Claude-Michel Schönberg y
actualmente producida por el productor
teatral ingles Cameron Mackintosh, la cual lleva ya más de 27 años
presentándose en los teatros de alrededor del mundo inspirada en la historia de
Victor Hugo y la cual ha sido ganadora de varios premios Tony.
La obra gira sobre los mismos
temas y personajes, Jean Valjean es un prófugo de la justicia por un crimen
menor cometido siendo perseguido por el general Jarvet por toda Francia hasta
capturarlo, pero Valjean en sus intentos por huir adopta a Cossete, una niña
huérfana la cual al crecer se enamorara de un joven rico involucrado en el
movimiento de revolución en Francia.
El director ganador del Oscar por
la película “El Discurso del Rey”, Tom Hooper, es el encargado de la titánica
tarea trasladar el aspecto teatral de “Los Miserables” a la pantalla grande,
con excelentes resultados, y algunos otros un poco desafortunados.
Dentro del elenco esta Hugh
Jackman como Valjean, fortalecido por su esmero dramático y su pasión teatral
al interpretar al personaje, pero debilitado por el incomodo, falso y
acartonado (y ni que decir de lo mal
entonado para cantar) personaje de
Russell Crowe interpretando al oficial Jarvet.
Aclarando, la película así como
la obra, se desenvuelve en subtramas que afectan el futuro de personajes
secundarios, Crowe le quita merito al magnífico personaje de Jackman, haciendo
sentir el conflicto de Valjean sin esmero, sin un sufrimiento realmente
transmitido al espectador, un camino difícil, que no se siente como tal.
Dentro del primer acto de la
película, acompañan a Jackman como Valjean, el personaje de Fantine
interpretada por Anne Hathaway, personaje que ya le valió un Globo de Oro y una
nominación al Oscar a Mejor Actriz de Reparto. Fantine, una mujer que es
despedida de la fábrica del mismo Valjean injustamente y quien para mantener a
su hija Cosette, se prostituye. Anne si bien interpreta a Fantine
desgarradoramente, brillando en su interpretación de “I Dreamed a Dream” con
ese primer plano punzante y sofocante, resulta fugaz, pero sin duda su corta
interpretación hacen de los primeros treinta minutos de la película los más
fuertes de todo el metraje.
Una vez terminada esta
construcción del conflicto, las dos horas restantes se sienten menores a los
primeros treinta poderosos minutos, si bien el resto no resulta insportable, se
sienten disminuido el ritmo y fuerza. Jackman a veces se siente cansado en el papel
y Crowe solo lo hace peor cada escena en la que aparece. Apareciendo en el
segundo acto nos encontramos a Sacha Baron Cohen y a Helena Bonham Carter como
el Sr. Y la Sra. Thénardier, un
matrimonio poco convencional dedicado a robar lo que se encuentran, ambos dan
uno de los primero números musicales memorables del filme con “Master of the
House”, cándida y cínica canción que ambos actores no les pudo quedar más el
anillo al dedo, así como en sus personajes.
En el elenco juvenil aparecen
Amanda Seyfried totalmente nula dramáticamente en su papel interpreta a Cosette
en su etapa juvenil, le acompañan el par de nuevos talentos, Eddie Redmayne (Mi
Semana Con Marilyn, 2011) magníficamente como Marius con una de las mejores
voces de la película y Samantha Barks como Eponine, la hija de los Thérandier y
quien completa el triangulo amoroso entre Cosette y Marius, el cual se siente forzado dentro de la trama pero en el cual ambos, Redmayne y Barks, están estupendos en
sus papeles, así como también el niño Daniel Huttlestone como Gavroche.
Hooper se enfrenta a la dirección
de múltiples personajes, fallando con algunos (Crowe, el más evidente) y lográndolo
maravillosamente con la mayoría (Eddie Redmayne, la sorpresa).
Dentro del aspecto de producción y
cinematografía, Hooper y su equipo son quisquillosos, perfeccionistas. La fotografía
Danny Cohen (también fotógrafo de El Discurso del Rey) es cuidada y se sabe
mover tanto entre escenarios y escenarios virtuales notables; el diseño de
producción de vestuario, de escenarios y maquillaje totalmente bien logrados y
en casos fabulosos como la transformación de Anne Hathaway.
El punto más debatible dentro de la
producción, es el del sonido. Hooper sabiamente decide, ante una obra que su
duración de casi tres horas es el 95% cantado, que el actor grabe su canto
directamente al audio al momento mismo de la filmación de la escena, en
comparación de cómo el musical en cine siempre se ha hecho, grabar la pista y
cantar con playback. ¿Arriesgada decisión? No. Correcta, Si.
Porque arriesgado no, porque ojo, y para
aquellos que no gustan del musical, la película se diría que es totalmente
cantada, dialogo es poco el que se dice, siendo este el aspecto más complejo de
adaptar esta obra el cine, saber llevar la narrativa del dialogo “cantado” a la
pantalla y no caer en el ridículo o hartazgo por completo. Y pese a esto la
película divide críticas a la fecha por esta decisión, pero sin duda fue una
excelente decisión, sobre todo porque esta técnica usada por Hooper es lo que
ayuda a mantener ese feeling teatral plasmado en el filme.
Hooper insiste en tomas de primeros planos,
en plano secuencias y en tomas con cámara al hombro trasladándose por los
escenarios de manera natural, el uso de grúas es magnífico en tomas abiertas dándole
un toque de memorabilidad a cada número musical. El claro ejemplo, la escena de
“Do You Hear The People Sing?”, un logro cinematográfico entre primeros planos,
paneos y travellings, capturando las ideologías desde la raíz de la obra de
Victor Hugo como la pobreza y la lucha de clases con este gran número musical.
Lamentablemente,
así como sucediera con su película anterior, Hooper peca de pretencioso, sobre
todo en la perfección que quiere denotar en sus tomas, a sabiendas de que esta
forma de filmar le dio el Oscar hace dos años.
Los Miserables
puede que sea la adaptación de una obra musical más ambiciosa dentro de la
industria del cine que se haya visto, por la construcción de escenarios, por su técnica
para ser lo más fiel a la obra musical dentro del cine y sus actuaciones y
memorables números musicales, que si bien Hooper comete errores, la experiencia
que permite al espectador (claro, el que gusta del cine musical) es estupenda.
Compleja de apreciar y de soportar por su duración y narrativa musical (casi tres horas de canto
en tono de opera no lo resiste cualquiera), si lo es, y esto es lo que hace que
esta película divida opiniones, y que solo aquel enamorado de la melosidad
musical narrativa sea el que más satisfecho quede, obviamente también sin
contar tanto a los puristas de la obra musical así como a los de la obra
literaria, que seguro siempre habrá algo malo que encontrarle como en cualquier
adaptación de una obra clásica y querida por sus adeptos.
CALIFICACIÓN: 7.5 / 10
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