Por: Alberto Molina
Tras el éxito de Civil War, a Marvel le tocó
volver a la etapa de introducción de personajes con la historia del Doctor
Strange.
Stephen Strange es un aclamado cirujano, quien tras un accidente, busca recuperar su vida a través de temas místicos como el poder del espíritu y los multiuniversos; aspectos que han convertido este personaje en uno de los más icónicos de la casa de las ideas.
Si bien el guion de Scott Dirreckson (también
director de la cinta) y Robert Cargill aprovecha explotar estas temáticas como
un valor de autenticidad, la narrativa sigue cayendo en la formula clásica
Marvel: narrativas predecibles, comedia socarrona (en momentos forzada), y su
ya típica necesidad de conectar a sus personajes dentro de su universo
cinematográfico.
Pese a esto, la cinta es un gran deleite
visual, casi psicodélico, que juega con aspectos geométricos, saturaciones de
color y escenarios irreales e imaginativos.
Asimismo, la banda sonora de Michael
Giacchino es sobresaliente, quién por primera vez (pese a un descarado
autoplagio), logra componer la primera banda sonora memorable del universo
Marvel.
El personaje de Strange resulta memorable
gracias al carisma del actor Benedict Cumberbatch y el elenco que le acompaña,
dentro del cual destacan Tilda Swinton y Chiwitel Ejiofor como personajes
secundarios de relevancia.
Viciada y en ocasiones forzada, “Doctor
Strange: Hechicero Supremo” sobresale por su elenco y su trabajo visual.
Texto para Capital Hidalgo
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